Y además de la dieta empiezo un orden nuevo en mi vida y mi trabajo, si señor. Y parte de esta nueva vida es este mundo del blog, que recién estoy a aprendiendo a descubrir.
Soy una diseñadora que tiene la cabeza llena de ideas constantes, demasiadas. Siempre estoy al borde de la locura ya que TODO me inspira. Me siento como una computadora con patas que va por la vida registrando todos los detalles; el color de ojos de ese perro que me miraba desde el vidrio de la veterinaria (un celeste agua que quedaría muy bien combinado con lila viejo en un almohadón, quizás en ¿terciopelo?), el anillo geométrico de la cajera del supermercado (hubiera quedado mejor en acero), ese rollo de tela precioso con flores bordadas (la máquina bordadora será con agarre plano o con bastidor y por cierto ¿tendrá un aplicador automático de lentejuelas? ¿Cómo se llamaba la empresa en Buenos Aires que tenía esa máquina? Tendría que buscar en mis mails y ponerme en contacto con ellos...) o una cuerina metalizada (quedaría espectacular en un maxi bolso con tachas) que vi hoy en lo de mi proveedor de telas.
Sumemos a esta sobrecarga de información la data habitual con la que está cargado un cerebro femenino de treinta y pico:
- LOS HIJOS (¿era hoy que tenía que llevar la maqueta de tres pisos de la primer casa de Colón?)
- EL MARIDO (si hoy no se acuerda de nuestro aniversario me largo a llorar como una marrana y le arruino la noche)
- LA CASA (Si consigo un composé de telas entre rojo, celeste y beige, la cocina quedaría perfecta)
- LA ROPA (no saqué la última tanda del lavarropas ¿se secará a tiempo el uniforme de gimnasia para mañana?)
- LA COMIDA (¿¿¿qué cocino hoy????)
- EL SEXO (¿Cuándo volveremos a tener tiempo para nosotros solos?)
- LA MODA (Esas botas de la vidriera me quedaron atragantadas acá)
- EL TRABAJO (¿Cómo hago para hacer TODO lo que tengo que hacer??)
- EL DINERO (glup!)
Es por eso que como toda computadora sobrecargada tengo que hacer un back up y en eso consiste este blog. A partir de hoy es mi nueva rutina diaria, subir de a poco (aunque sea un poquito cada día) algo de mi trabajo, de mis proyectos, de mis inquietudes, de las cosas que me inspiran. Y de este modo poder ordenar un poco mi pobre cabeza loca.
Así que, como diría el nene de UP ¡la aventura comienza!
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